Cuando el bebé es amamantado, la leche materna le proporciona bifidobacterias o bacterias buenas, que ejercen un efecto benéfico en el organismo. De ahí que es tan importante la lactancia materna, además de crear lazos emocionales entre la madre y el bebé. Y una vez que el bebé comienza a ingerir otros alimentos, empieza a adquirir una flora intestinal similar a la del adulto.
Sin embargo, este proceso puede verse afectado por la presencia de enfermedades, malos hábitos alimentarios, estrés, uso de antibióticos, entre otros factores que afectan el buen funcionamiento del intestino y la flora bacteriana.
Afortunadamente hay solución. Existen diferentes maneras de estimular el desarrollo de estas bacterias buenas y reconstituir el daño. Una de ellas, es consumiendo diariamente, alimentos que contengan propiedades prebióticas, es decir, que tengan la capacidad de proporcionar al organismo bifidobacterias, disminuir las bacterias potencialmente patógenas y regular el tránsito intestinal. Para ello es importante:
- Intenta que tu hijo, desde pequeño, pruebe una amplia variedad de alimentos, de manera que su paladar deguste diversos sabores y texturas.
- Evita que adquiera malos hábitos alimentarios. Controla los horarios de comidas, calidad, cantidad y variedad de lo que consume.
- Respeta los horarios de comida.
- Aprovecha los momentos del almuerzo y la cena para compartir en familia y generar lazos con tus hijos.
Fuente: Revista Nutrición, Salud y Bienestar, Nestlé.